Por
Michel Emiliano Nieva
powdered1988@hotmail.com
Libro:
Matadero Cinco o La cruzada de los niños. Autor: Kurt
Vonnegut. Editorial Anagrama. 188 páginas. Año 2007.
Con
motivo de homenaje al escritor norteamericano Kurt Vonnegut, recientemente
fallecido, la Editorial Anagrama decidió reeditar su tour de force,
una de las novelas más prodigiosas y originales dentro de la abundante
marea de obras acerca de la Segunda Guerra Mundial.
El radical
impacto de Matadero Cinco consistió principalmente, al momento
de su publicación, no en la experimentación técnica sino
la indagación de un evento especialmente controvertido: el bombardeo
a la ciudad alemana de Dresde, ataque en el que, se especula debido a la falta
de información, murieron más civiles aún que en Hiroshima
y Nagasaki. La poca claridad en torno a este genocidio, al menos en la época
en la que Vonnegut escribió el libro, se debió a una política
de encubrimiento del gobierno de Estados Unidos para evitar mala prensa, ya
que Dresde no era un enclave de almacenamiento bélico durante la guerra
sino una ciudad civil, y militarmente el bombardeo resultó innecesario.
Esta es
una de las obras más autobiográficas de Vonnegut, sobre todo
teniendo en cuenta que el novelista formó parte del ejército
norteamericano y experimentó como prisionero de guerra el bombardeo
a Dresde. Este dato resulta esencial a la hora de leer el libro para no caer
en el menosprecio de la crudeza y el horror relatados, como si fueran conjeturas
superfluas de la imaginación del autor y no hechos reales. Este posible
descrédito orbita de alguna forma la obra, pues al narrador lo tildan
permanentemente de nazi al querer revelar la verdad sobre el ataque norteamericano.
La novela
narra la historia de un joven literato quien desea escribir sus vivencias
como prisionero durante el bombardeo de Dresde desde hace años pero
jamás lo logra, puesto que cuando comienza a recordar queda paralizado,
y se le plantea el siguiente problema: ¿Cómo decir el horror?,
o más bien: ¿Se puede mencionar el horror?.

El protagonista
llega a la conclusión de que un libro sobre la guerra no tiene sentido
porque “no hay nada inteligente que decir sobre una matanza”,
y en la sobresaliente cavilación sobre estos escollos filosóficos
se siente la huella del implícito debate intelectual sostenido entre
Adorno y Celan acerca de la posibilidad de la poesía luego del Holocausto.
El narrador
de la historia se empeña en encontrarle un sentido al ridículo
de la guerra para lograr escribirlo, aunque siempre con la conciencia de que
no existe una distinción bueno-malo en la contienda. Esta revelación
quizá sea la más provocativa de la obra, considerando la marcada
tendencia patriótica de la época en la que fue publicada.
Una de
las críticas más feroces a este respecto la traza Vonnegut cuando
el protagonista mira una típica película estadounidense sobre
la Segunda Guerra Mundial (los norteamericanos presentados como los héroes,
los alemanes como villanos) aunque decide mirarla en reversa, donde la historia
se presenta así: las balas salen de los cuerpos de los aliados hacia
las metralletas de los nazis y parece que éstas fueran máquinas
con las cuales se reviven soldados; posteriormente una explosión alemana
de mayor a menor convierte unas ruinas en una próspera ciudad, y, gracias
a esta feliz intervención nazi, los aviones aliados, volando hacia
atrás, vuelven a sus países. En esta original y mordaz versión
de la guerra, Vonnegut parecería indicar que la proclamación
ficcional de los buenos o los malos siempre depende de quién y cómo
cuente la historia. Por otro lado, Vonnegut compara y contrapone citas de
la biblia con descripciones de la guerra en una suerte de reflexión
acerca de la continuidad y unidad de sentidos en la cultura occidental que
haría evocar, al lector contemporáneo, ciertas obras de León
Ferrari.
En relación
a los aspectos técnicos, Matadero Cinco presenta algunas propuestas
interesantísimas. La novela que escribe el protagonista trata sobre
un soldado llamado Billy Pilgrim, que posee la habilidad de viajar a través
del tiempo y es raptado por extraterrestres del planeta Tralfamadore. Lo fascinante
de la presentación de esta estrambótica sinopsis consiste en
que aunque el narrador, mientras piensa cómo escribir su novela, nos
devela absolutamente todos los datos (hasta incluso citando textualmente el
inicio y el final) de la trama, luego cuando se presenta su obra, ya despojada
totalmente de cualquier intriga, el lector sin embargo se asombra ante la
maestría de su composición y el efecto que causa la repetición
anticipada de los fragmentos.
La
concepción del tiempo en la obra que escribe el protagonista es faulkneriana:
se sabe lo que fue, es y será, y el narrador presenta paulatinamente
y a su antojo retazos de la historia sin una cronología lineal. La
diferencia con Faulkner consiste en que se utiliza un recurso fantástico
para explicar las diacronías: Billy Pilgrim, el protagonista de la
novela dentro de la novela, posee la capacidad de conocer el pasado y el futuro,
y he ahí la razón de los movimientos espacio-temporales. Esta
quizá sea, a grandes rasgos, la estructura de la obra de Vonnegut,
pero la cantidad de sutilezas lingüísticas e innovaciones de composición
se vuelven imposibles de resumir en una pequeña noticia. Posiblemente
la única manera de medir y comprender la magnitud de la prosa de Vonnegut
sea analizando su enorme influencia en las literaturas contemporáneas.
Además
de que la reedición de Matadero Cinco resulta un acontecimiento
singular para el lector castellano, no resulta menor pensar, como en cualquier
época, que el pasado sirve de piedra angular para entender o criticar
el presente, su importancia a la hora de analizar las guerras actuales y no
solo la intervención de Estados Unidos y los imperios en estas, sino
la manera en la que los medios de comunicación los presentan.
3/4/2008
www.solesdigital.com.ar
|