Por Mariano García
@solesdigital
Fotos: Gabriela Porzio (Ver
galería)
La
noche del miércoles 23 de marzo se anticipaba como una ceremonia ritual,
donde miles de personas se reunían para ver en escena a una leyenda
viviente de la música moderna. Medir el peso de James Brown en la historia
de la música popular del siglo XX, o elaborar un mapa para saber hasta
donde se extiende su influencia, puede ser una tarea infinita. Entre otras
cosas, podemos resaltar que es el artista más sampleado en la historia,
que ha creado géneros y estilos enteros por cuenta propia, que estableció
una manera de tocar música, de moverse, de cantar, de ser, que marcó
a toda una comunidad primero (la afroamericana), para después extenderse
a todo el mundo.
Son
escasas las oportunidades para ver en vivo a alguien con semejante historia
detrás. Pero la duda antes de comenzar el show era, ¿podría
El Padrino del Soul estar a la altura del mito que se ha creado sobre él,
a los 71 años de edad? Recordemos que su leyenda se ha forjado en gran
parte gracias a las proezas que Mr. Dinamita realizó en los escenarios,
con sus movimientos de baile, la potencia de su voz y un despliegue que en
sus años de juventud le hacían perder casi 15 kilos en una noche.
Afortunadamente,
los años han suplantado con sabiduría y humildad lo que antes
era explosión. Brown sabe exactamente bien lo que puede hacer, que
su cuerpo y su voz ya no son su principal arma. Pero él sigue siendo
el número uno, nadie puede quitarle su rol de Padrino en el funk Con
esa autoridad bien ganada en 50 años carrera, el Hermano del Soul hizo
lo que correspondía: dirigir a la perfección una super banda
de funk, soul y blues que bajo su ala ofreció un show espectacular.
El
comienzo fue una larga introducción instrumental con fragmentos de
los hits más reconocibles de James Brown, sobre la cual el Maestro
de Ceremonias preparaba al público para recibir a la leyenda viviente.
Luego entró el trío de coristas, las Bittersweet, y junto a
ellas JB. Durante los primeros temas, entre ellos “Make it funky”
y “Funky good time”, Brown delegó el protagonismo en su
banda. Muchos pasajes instrumentales, con solos para cada uno de sus integrantes,
mucho apoyo en las chicas del coro e incursiones en el teclado, donde podía
dar descanso a su voz y a su cuerpo.
La
Legión Brown se compone de dos bateristas, un percusionista, dos bajistas,
tres guitarras, tres coristas, dos saxos y una trompeta. Todos sincronizados
a la perfección y respondiendo al más mínimo gesto del
líder; una mirada, ademán con la mano, un pasito de baile. El
cuerpo de James Brown lleva dentro la esencia del funk, y su figura en el
centro coordina improvisaciones grupales, complejas síncopas rítmicas
y una química en escena que muestran que él no es solo uno de
los showmans más espectaculares que ha habido, sino por sobre todas
las cosas un compositor y músico genial.
El
primer momento fuerte llegó con el homenaje al recientemente fallecido
Ray Charles, en el clásico cover “Georgia on my mind”.
Con menos estridencia, Brown nos enseñó que su voz puede no
tener la potencia de antaño, pero que mantiene un carisma y una personalidad
que pocos se animarían a imitar hoy.
Pero
El Padrino sorprendió hacia el final del recital, en sus últimos
tres temas. En “It’s a man’s man’s world” forzó
su garganta hasta lo inimaginable para alguien de su edad, con una interpretación
digna de sus años mozos. Luego sus dos hits más memorables,
“I got you (I feel good)” y “Get up (I feel like being a)
sex machine”, tocados a toda máquina, para que el público
se pusiera de pie para no volver a sentarse en el resto de la noche. Con mucha
inteligencia, había estado regulando las energías para terminar
con todo, hasta dejar el último hálito y la última gota
de transpiración en escena.
Los
años decantan las superficialidades, y depuran la escencia. James Brown
es el funk y el soul en persona, lo lleva en sus huesos, en la sangre. Su
sola presencia hace que un show se vuelva único. La verdad sobre James
Brown no es la fuerza, sino el alma, que la mantiene intacta y la entregó
para todos los que estuvieron allí.
25/3/2005
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